El cuento trata de una señora que quería vivir para siempre. Ella comía y bebía como cualquiera y hasta los cien años todo estuvo muy normal y desde ahí todo cambio.
Empezó a arrugarse y a encogerse y ni si quiera podía estar de pie, ni comer ni beber.
Llegó a encogerse tanto que le pusieron en un frasco de vidrio y en una iglesia y sigue estando allí moviéndose una vez al año.
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